Ana
“Eres una chica normal, vas y vienes de la universidad... Y un día de repente todo se destroza. Cierras los ojos y vuelves a abrirlos, los frotas mil veces… pero no consigues despertarte.”Conocí a Ana cuando tenía 16 años. Un año y medio más tarde iba en coche con sus padres y su abuela cuando tuvo un accidente. Sus padres sufrieron algunas heridas y ella se lesionó fuertemente la espalda. Su abuela murió.
Ana no pudo ir al entierro porque tenía que pasar unos días atada permanentemente a una tabla. Sólo unos días, los siguientes meses, podría limitar progresivamente el uso de la tabla a unas pocas horas y sustituirla el resto del día por un corsé.
Lloró a su abuela toda una semana desde el hospital, atada a la tabla. Al cabo de unos días se sentía más reconfortada, le animaba la perspectiva de volver a casa, aunque fuera sin su abuela y con su tabla.
La frase que inicia el post la pronunció tres meses después del accidente, el día de su cumpleaños. Hacía dos meses y medio que su hermano, un año mayor que ella, había perdido la vida en otro accidente.
Identidad Secreta
Sigfredo querido,
Hoy ha bromeado alguien con la idea de que yo tuviera una identidad secreta. ¡Yo! ¿Te lo puedes creer? La verdad es que hay días que la vida tiene unos golpes como para quitarse el sombrero.
En momentos como ése me asombro de lo poco que se parecen la imagen que yo tengo de mí y la que de mí tienen los demás. Me pregunto si eso le pasará a tanta gente como creo.
Nadie es realmente como intenta hacer creer ser. Nadie quiere parecer estúpido, inseguro, aburrido... Paradójicamente, este esfuerzo que realizamos por no destacar, por conseguir la mediocridad, no es malo porque nos impulsa a mejorar.
Con lo que la gente no suele contar es con lo que pasa si la actuación es tan buena que todos creen que ese eres tú. Qué pasa si realmente nadie te conoce. En el fondo todos deseamos tener a alguien que nos lea el pensamiento con sólo mirarnos.
Esto ya es personal
Querido Sigredo, hoy tengo una pregunta:
... Si voy todos los días de mi casa al bus recorriendo el mismo camino, pisando el mismo suelo... ¡¡¡ se puede saber por qué sólo hay baldosas sueltas el día que está lloviendo y se ha acumulado el suficiente agua dentro para dejarme pies y piernas calados y llenos de mierda !!!
En serio, Sigfredo, que las he buscado, que en días de sol las he buscado y no hay ni una sola baldosa rota en todo el camino. ¡ Ni una sola !
¿Por qué siempre aparecen cuando llueve?, ¿y por qué siempre aparecen cuando mi pié ya está dentro? ¿y por qué siempre camino al trabajo y nunca volviendo? ¿Por qué? ¿Por quéeeeee?
Como un anuncio de compresas
Sigfredo querido, ya sabes que odio el llamado género de los anuncios de compresas, es decir todos aquellos anuncios de tías memas diciendo lo bien que se sienten con sus compresas, tampones y salvaslip (odio especialmente los anuncios de salvaslip), pero hoy me he acordado de uno de Isabel Coixet. Creo que el anuncio es de una caja de tampones que incluye de muchos tamaños, y te lo enfocan de cara a los pequeños, porque son para los últimos días y aparecen un montón de chicas que vuelven a sentir el viento en la cara, a sonreir. Salvando el hecho del género, el anuncio es bueno. Menstrualmente hablando, la primera vez que vi ese anuncio vi que reflejaba exactamente cómo me sentí aquella vez que no hubo forma de encontrar ibuprofeno durante 4 de las horribles "horas punta" del primer día. Después de haberlo conseguido (e ingerido ávidamente) y sin poder aún andar correctamente, empecé a sentir esa sensación fresquita en la cara las manos y la nuca que te recorre lentamente desentumeciendo el cuerpo. El cerebro se relaja y se queda flotando, encantado con esa droga que se apresura a comparar con todas las catadas y no catadas para concluir inevitablemente que no puede haber ninguna sustancia mejor. Es increíble la sensación de tranquilidad, de relajación que se tiene esos momentos. Sabes que todo sigue como estaba, que tienes los mismos problemas de trabajo, de casa... pero en ese momento sólo sientes la felicidad de estar bien, y sabes que tus problemas son los de siempre, y dejan de darte miedo. Hoy, Sigfredo, me siento de nuevo como en ese anuncio de compresas: parece que poco a poco algunas cosas están volviendo a su lugar. No son todas, claro, ni siquiera las más importantes, pero han resultado ser exactamente las necesarias para hacerme sentir de nuevo ese fresquito en la cara, para quitar los problemas de siempre de encima de mi cabeza y ponerlos encima de la mesa, desde donde los veo y siento que incluso aunque no pueda acabar con todos ellos, si puedo moldearlos un tanto... y seguir viviendo