28.4.06

Esta vuelta me quedo


Sigfredo, querido, hacía mucho que no te escribía.

Esta tarde, estos días, he sentido mi cerebro y he intentado centrarme en él, averiguar cómo se sentía. Lo siento como si levitara, como si no tocara las paredes que le contienen. ¿Sabes esas bolitas transparentes que contienen líquido y otra bolita con plomo dentro y una cara pintada? Esas que de niño echabas a rodar y la cara siempre se mantenía hacia arriba, sonriendo.¿Recuerdas?

Mi cerebro es ahora mismo como la bola pintada: flota en el líquido, no gira cuando su continente rueda, se queda flotando, quieto, con cuidado de no tocar nada.

Supongo que lo hace intentando conectar sólo lo básico, no quiere conectarlo todo, tiene miedo de lo que sabe que puede encontrar. Además está muy entrenado para presentir cuando está cerca y evitarlo. El pobre está en tensión.

¿Sabes Sigfredo? Me siento como si estuviera en una plataforma encima de la tierra, de pie, quieta, mirando cómo el mundo gira despacio debajo de mí, cómo todos se mueven, hablan, caminan, trabajan... y yo los miro, dejando que giren. No te asustes, no es algo triste, no siento que se alejen y yo me quede, el mundo no se aleja, sólo da vueltas. Es sólo que esta vuelta yo prefiero quedarme fuera, mirando. Ya bajaré en la siguiente.

11.4.06

La Vie en Rose

Sigfredo querido, te mando esto para soñar un poco.

Un consejo: Búscala, reclínate en la silla y escúchala plácidamente. Acuérdate de Audrey Hepburn, de las miradas, de las películas en blanco y negro. Cuéntame después con qué has soñado.


Des yeux qui font baisser les miens
Un rire qui se perd sur sa bouche
Voilà le portrait sans retouche
De l'homme auquel j'appartiens


Quand il me prend dans ses bras,
Il me parle tout bas
Je vois la vie en rose,
Il me dit des mots d'amour
Des mots de tous les jours,
Et ça me fait quelque chose
Il est entré dans mon coeur,
Une part de bonheur
Dont je connais la cause,
C'est lui pour moi,
Moi pour lui dans la vie
Il me l'a dit, l'a juré
Pour la vie.
Et dès que je l'aperçois
Alors je sens en moi
Mon cour qui bat.

Des nuits d'amour à plus finir
Un grand bonheur qui prend sa place
Des ennuis, des chagrins s'effacent
Heureuse à en mourir



Edith Piaf - La Vie en Rose

10.4.06

El autoestopista


Sigfredo querido, estarás completamente de acuerdo conmigo en que ¡¡¡ tenía que ponerlo !!!
Ahí va: Uno de los mejores fragmentos de uno de los mejores libros escritos jamás:


Zaphod se puso en pie de un salto.
- Entonces, ¿qué ha pasado con los proyectiles atómicos? -preguntó.
En los espejos apareció una imagen nueva y pasmosa.
- Resultará -dijo Ford en tono de duda- que se han convertido en un tiesto de petunias y en una ballena muy sorprendida...
- Con un Factor de Improbabilidad -terció Eddie, que no había cambiado en absoluto- de ocho millones setecientos sesenta y siete mil ciento veintiocho contra uno.
Zaphod miró fijamente a Arthur.
- ¿Pensaste en eso, terráqueo? -le preguntó.
- Pues yo, lo único que hice fue... -dijo Arthur.
- Fue una idea excelente, ¿sabes? Conectar durante un segundo la Energía de
Improbabilidad sin activar primero las pantallas aislantes. Oye, muchacho, nos has salvado la vida, ¿lo sabías?
-Pues, bueno -dijo Arthur-, en realidad no fue nada...
- ¿De veras? -dijo Zaphod-. Muy bien, entonces olvídalo. Bueno, ordenador, llévanos a tierra.
- Pero...
- He dicho que lo olvides.

Otra cosa que se olvidó fue el hecho de que, contra toda probabilidad, se había creado una ballena a varios Kilómetros por encima de la superficie de un planeta extraño.
Y como, naturalmente, ésa no es una situación sostenible para una ballena, la pobre criatura inocente tuvo muy poco tiempo para acostumbrarse a su identidad de ballena antes de perderla para siempre.
Esta es una relación completa de sus pensamientos desde el instante en que comenzó su vida hasta el momento en que terminó.
«¡Ah...! ¿Qué pasa? -pensó.
»Hmm, discúlpeme, ¿quién soy yo?
»¿Hola?» ¿Por qué estoy aquí? ¿Cuál es el objeto de mi vida?
»¿Qué quiere decir quién soy yo?
»Tranquila, cálmate ya... ¡Oh, qué sensación tan interesante! ¿Verdad? Es una especie de... bostezante, hormigueante sensación en mi... mi.... bueno, creo que será mejor empezar a poner nombre a las cosas si quiero abrirme paso en lo que, por mor de lo que llamaré un argumento, denominaré mundo, así que diremos en mi estómago.
»Bien. ¡Oooh, esto marcha muy bien! Pero ¿qué es ese ruido grandísimo y silbante que me pasa por lo que de pronto voy a llamar la cabeza? Quizá lo pueda llamar... ¡viento!
¿Es un buen nombre? Servirá..., tal vez encuentre otro mejor más adelante, cuando averigüe para qué sirve. Debe ser algo muy importante, porque desde luego parece haber muchísimo. ¡Eh! ¿Qué es eso? Eso..., llamémoslo cola; sí, cola. ¡Eh! Puedo sacudirla muy bien, ¿verdad? ¡Vaya! Uy! ¡Qué magnífica sensación! No parece servir de mucho, pero ya descubriré más tarde lo que es. ¿Ya me he hecho alguna idea coherente de las cosas?
»No.
»No importa porque, oye, es tan emocionante tener tanto que descubrir, tanto que esperar, que casi me aturde la impaciencia.
»¿O el viento?
»¿Verdad que ahora hay muchísimo?
»¡Y de qué manera! ¡Eh! ¿Qué es eso que viene tan de prisa hacia mí? Muy deprisa.
Tan grande, tan plano y redondo que necesita un gran nombre sonoro, como... sueno... ruedo... ¡suelo! ¡Eso es! Ese sí que es un buen nombre: ¡suelo!
»Me pregunto si se mostrará amistoso conmigo.»

Y el resto, tras un súbito golpe húmedo, fue silencio.

Curiosamente, lo único que pasó por la mente del tiesto de petunias mientras caía fue: «¡Oh, no! Otra vez, no». Mucha gente ha imaginado que si supiéramos exactamente lo que pensó el tiesto de petunias, conoceríamos mucho más de la naturaleza del universo de lo que sabemos ahora.



Douglas Adams - Guía del Autoestopista Galáctico

7.4.06

La promesa de Peter Pan


Sigfredo querido,

Te mando la letra de la canción de la que te hablé. Búscala y ponla bien alto, merece la pena oirla.

¿Recuerdas Sigfredo, cuando hablábamos de huir?, cuando nos preguntábamos por qué habíamos seguido andando, siempre adelante, siempre donde apuntaban las flechas, sin jamás pararnos a pensar si era allí donde queríamos ir.

Esta canción habla de nosotros por eso, por que ya no podemos volver atrás pero podemos preguntarnos qué queremos, y prometernos creer en lo que hacemos.




Yo soy quien
Se dormía en las clases de historia
Y aún me ves con mi propia manera de ser
Soy el niño
Que el amor declaraba en forma de canciones
Disfrazando por vergüenza tanto delirio

Soy un niño a pesar de los treinta cumplidos
Se bien que nunca daré lo que es mío,
Los recuerdos con que me crié...
Siempre niño, que al mirarme al espejo
Descubrí que lo importante
Es ser igual por dentro...

Y luchar cada minuto, que no se malgaste, no quiero hacerme...

Grande, no quiero hacerme grande
Y traicionar un sueño
Grande es nuestra libertad...
Se que hay estrellas, pero cuantas hay,
No se muy bien cual es mi edad,
Da igual si estamos de visita...
Creceré sin ser grande eso es lo que hay...

Yo no soy
De esos tipos que fingen ser fuerte
No me voy
A esconder cuando quiero llorar
Por que es mas digno mostrar
El valor en un gesto que enfría un sólo instante
Por que dentro de nosotros,
Siempre, nace el alma de un gigante...

Grande, no quiero hacerme grande
Y morir por dentro...
Grande, es nuestra libertad... sin pensar...
Por esas canas, cuantas habrá,
Da igual cien años o un millar,
Da igual si estamos de visita...
Creceré, pero no me haré grande eso es lo que hay

Y quizá, quizá
Cuanta mentira es la verdad... hallarás...
Cuento contigo sin contar ni tus tristezas ni tu
Edad...
Yo sólo cuento las sonrisas...
Por que estamos de visita... crecerás, sin ser
Grande...

No quiero hacerme grande...

"Grande"-Alejandro Sanz y Paolo Valesi

6.4.06

Desde donde estés


Desde donde estés, abrázame fuerte Sigfredo.

Son estas fechas otra vez, y ya empiezo a tener miedo

Coti


Sigfredo, querido,

Mira que grande, que grande, Coti con esta canción:


"Por el camino de los grises no se va a ningún lado.
Si no quedan más colores habrá que inventarlos"


Gran verdad donde las haya.

Recuérdame esta frase los días que vengan grises, querido, y nos las apañaremos para pintarlos un poco.

5.4.06

Inquietud

Querido Sigfredo,

Hoy me encuentro inquieta. ¿Sabes esa sensación que se tiene cuando no sabes si te dejaste tu jersey favorito en casa o lo perdiste en la calle?

Eso es lo que siento hoy. Siento como si pudiera estar perdiendo algo que realmente no es importante, pero que no quería perder.

Es curioso como funcionamos, ¿verdad?. Si supiera a ciencia cierta que lo he perdido, me entristecería un tanto, pero muy poquito, porque sé que realmente no es importante. Sin embargo es este estado de no saber lo que me hace sentir mal...

Si estuviera buscando mi jersey, entraría muy despacito en casa, alargando lo más posible este tiempo de inquietud, y miraría apenas de reojo en el lugar donde esperase haberlo dejado, con suma cautela, todo por el miedo a sentirme mal si descubro que no está ahí.

Qué raros somos, Sigfredo, aumentamos la tensión porque la preferimos a la decepción, y sin embargo esa decepción es una sensación mucho más llevadera que el miedo.

4.4.06

El Pato


Sigfredo querido,

Hace un par de días leí una cosa graciosa que quisiera contarte:
¿Sabes que el pato es el animal más completo?
Así es, porque camina, nada y vuela.

Lo anecdótico es que, por lo visto, el pobre pato no hace bien ninguna de las tres cosas. No es el mejor nadador, ni el que mejor vuela, y tú y yo hemos pasado suficiente tiempo en el parque como para saber que no andan con mucho estilo precisamente.

Lo leí en un artículo empresarial y me hizo pensar. Decía que no hay que hacer como el pato, que no es bueno tratar de hacerlo todo porque al final no eres bueno en nada.

Tienen razón, si quieres ser el mejor en algo tienes que aprender a seleccionar, tomar prioridades, especializarte.... Ser el mejor nadador, corredor o volador.

Sé que eso es cierto, querido, pero no sé... no puedo dejar de pensar que los tiburones jamás volarán, y que las águilas no podrán maravillarse con el color del coral...

No me importaría ser el más torpe de los animales con plumas si con eso pudiera sentir cómo el viento me acaricia y me sostiene deslizándose bajo mis alas mientras yo me hago cómplice del sol observando junto a él cómo la vida vuelve a casa perezosa cuando él se acuesta.