2.10.07

Otra historia del metro

Estoy acostumbrada a asustarme del volumen al que lleva la gente los auriculares en el metro. Más de una vez he maldecido a uno de esos tímpanofijo porque no me dejaba leer a costa del chunta-chunta que oía desde sus auriculares y que ahogaban cualquier otro sonido: El acelerar del metro, la gente hablando, mis pensamientos...

Pero hoy, más que asustarme me he partido de risa al darme cuenta de que la canción de El Canto del Loco que estaba escuchando no procedía de la música ambiental (ya me parecía raro que pusieran de esas cosas en el metro) sino de los auriculares de una muchacha separada 1,5 m. de mí y cuyas orejas tuve que analizar para asegurarme de que no se había confundido y se había puesto los auriculares al revés (con el altavoz hacia fuera) porque eso no era normal. Una cosa es que desde donde estaba yo pudiera oir la música y otra entender la letra.

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1 comentarios:

Blogger Javier ha dicho...

No me jodas; el canto del loco...




:P

9:55 a. m.  

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